lunes, 20 de febrero de 2017

Naranja

Cada tanto se encuentran seres en este universo infinito que pueden llenar el alma, aunque más no sea por un ratito.

Resulta que de tanto leer sobre lo que escriben los demás se me pegaron palabras de otros, y perdí la costumbre de escribir lo que fluye. Que ingenua! Soy una construcción constante. Devengo como la luna y eso me hace igual a todos. Igual al tiempo. Igual a vos. Que hoy me estás leyendo.
Después de mucho, retomo la escritura. Lo hago en un mundo diferente, varios años después. Soy otra, soy la misma. Poco importa.
El feminismo sigue intacto, la vida en el aula, la curiosidad...la fe en la humanidad.
No creer en la esperanza de un mundo mejor, una vida mas justa, nos condenaría a la agonía. Un ser sin alma, sin destino... parte de mi lo anhela profundamente, no se los voy a negar, me gustaría mucho que no me importe nada, que la apatía que finjo sea real. Me gustaría no llorar por las pavadas, no indignarme tan profundo, que no cale en los huesos y se quede días viviendo en mí. Pero no puedo.

No puedo quedarme mirando mientras la vida pasa.

Vuelvo a traer otros mundos, a este pequeño recinto, en donde caben todos.