sábado, 27 de febrero de 2010

De escobas y belladona


(...)Una de las primeras referencias a esta cabalgata ritual de las brujas se encuentra en el decreto atribuido al Consejo de Ancyra en el siglo IX (67). El decreto no dice que las brujas volaran por los aires, pero sí declara definitivamente que montaban animales: “Ciertas mujeres perversas, entregadas a Satanás y seducidas por el engaño y los fantasmas de demonios, creen y profesan que montan de noche con Diana en ciertas bestias, con una multitud innumerable de mujeres, recorriendo inmensas distancias, obedeciendo las órdenes de Diana como su señora, y evocadas por ella en ciertas noches”. El que se aprobara tal decreto es testimonio de que la cabalgata ritual era conocida, y considerada como práctica pagana.
Las brujas de Somerset (77) confesaron, en 1664, que “se untan la frente y las muñecas con un aceite que el espíritu les lleva (que tiene un fuerte olor) y entonces se transportan en muy poco tiempo, empleando estas palabras al pasar, Thout, tout a tout, tout, throughout and about”.
Las brujas suecas declararon en 1670 (78), que Antecesor, como llamaban a su dios, “nos da un corno con un ungüento en él con el que nos ungimos, llamando al demonio, y allá vamos”.
Existen varias recetas de ungüentos para volar y muestra que el acónito y la belladona se encuentran entre los ingredientes; el acónito produce una acción irregular del corazón, y la belladona causa delirio. “La acción irregular del corazón en una persona que se queda dormida provoca la conocida sensación de caer súbitamente por el espacio, y parece muy posible que la combinación de un deliriofaciente (psicotrópico) como la belladona con una droga que produzca una acción irregular del corazón, como el acónito, pueda provocar la sensación de volar”……
Fragmento de “ El Dios de los Brujos” , Margaret A. Murray

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